¿Por qué practicar un consumo responsable, o consciente?

Existen razones poderosas para realizar un consumo responsable, sostenible, consciente y crítico. Aquí van algunas de gran calado…

Según Global Frootprint Network, cada año consumimos 1,7 tierras en recursos, es decir, estamos consumiendo y produciendo por encima de la capacidad del planeta para renovarse. Una demanda que comenzó en los años 70 y que no para de crecer. Los americanos desde los años 80 necesitarían cinco Américas y los europeos, tres Europas.

Además, el 20% de la población del globo desperdicia 80% de los recursos. [1]. Y en las cuatro últimas décadas de esplendor neoliberal se ha cuadruplicado la producción y el consumo generando graves externalidades:

Medioambientales:

Los científicos apuntan que si redujésemos esos siglos de evolución a 24 horas, el periodo de la Revolución Industrial a hoy sería un segundo, el más letal: desde que James Watt inventó la máquina de vapor (1781) y sentó las bases del consumo masivo de energías fósiles (carbón, luego crudo y gas), la concentración de CO2 en la atmósfera no cesa de crecer (280 partes por millón en el S.XVIII, 330 en 1970, a 375 hoy) paralela a la subida de temperatura (14,8º en la era preindustrial, 15’4º hoy, y previsiones de 2º más este siglo [1]). Y la época de esplendor neoliberal (1983-2012), ha sido la más cálida en 1400 años [2].

En la actualidad las 500 corporaciones más influyentes mundiales son casi 25% de la producción, la mitad del comercio mundial [3], crean 28% de emisiones (el Top 20 es responsable de un 56% de estas y el Top 50 del 76% [4]). El efecto empresarial en pérdida de ecosistemas, contaminación, gasto en salud, etc., ronda 73.000 millones de dólares al año y el coste oculto ambiental de 3.000 transnacionales es de 2 trillones de dólares al año [5], un déficit natural eternamente ignorado, no como el económico.

El concepto antropoceno  explica que el clima se modela también por la acción humana, no sólo supone ya una nueva era geológica[6] sino que los mantos de Groenlandia y Antártida pierden masa, los glaciares menguan, y las imágenes de osos polares sin hielo donde pisar, son ya metáfora global de un planeta al límite, donde el mar se acidifica (problema que supondrá un trillón de dólares en 2100 [7]) y su nivel sube más que de 1971 a 2010.

Que lo haga sólo un metro, haría peligrar 200.000 millones de activos, 60 millones de personas, 3 millones más pueden morir desnutridos, 100-400 millones pasarían hambre, 1.000-2.000 millones más no tendrían agua y 75-80% del coste de este cambio climático recaería en los que menos han contribuido a él. La optimista subida de 2º (hay previsiones peores) reduciría la renta anual per cápita 4-5% en Asia meridional y África, en los países ricos un 1% [8].

El informe del Foro por el Cambio Global estima que mueren 315.000 personas cada año por el cambio climático, que triplica los desastres naturales, y crea desequilibrios en los ecosistemas. Estudios sobre 1.500 especies (animales, vegetales) apuntan que 81% sufren transformaciones biológicas por él (de migración, reproducción, floración, hibernación, etc.) [9] y 22.400 de ellas se extinguen, España es el lamentable récord en la Unión Europea.

Y sociales:

El informe Global Risk 2014 de Davos ya advirtió que la brecha social es el mayor riesgo mundial la próxima década seguido por el cambio climático, por las crisis fiscales, el paro, los ataques cibernéticos y el terrorismo. El poder corporativo y del capital se ha concentrado y consolidado agravando la desconexión entre el mundo financiero y la economía real. Al arrancar el siglo, de las 100 principales economías globales 51 eran multinacionales y 49 países[10], ahora son 69 corporaciones y 31 países [11].

En el mundo 85 personas poseen igual que la mitad más pobre, y la mitad de la riqueza es de un 1% que incrementó su renta en la mayoría de naciones de 1980 a 2012 [12]. Por ejemplo, la familia Walton (dueña de Walmart, gran supermercado americano) hace 30 años poseía 61.992 veces la riqueza del estadounidense medio, hoy es 1.157.827 veces más, como las 48.800.000 familias más pobres de EEUU [13]. El FMI el primer año de recuperación americana manifestó preocupación porque 95% del crecimiento benefició sólo al 1%.

Y en la UE esta fisura creció de 2007-11 [14]: en Italia las 10 primeras fortunas tienen como los 3 millones más pobres [15], en España las 20 mayores aumentaron su capital 15.450 millones de dólares de 2013-14 y poseen como 9 millones, el 20% más pobre [16]. 47 personas (42 hombres, 5 féminas) controlan 21’2% del poder de decisión en Consejos de Administración del IBEX35 (Isidre Fainé, por ejemplo, presidió la Caixa mientras era consejero de Telefónica, Repsol, Agbar o Abertis) [17], similar a lo que pasa en otros países e índices.

Somos el segundo país de la UE con más desigualdad y donde más crecen los millonarios [18]: 13% en 2013 [19] y en 2016 8% más que el año anterior [20]. Estos también alcanzaron máximos históricos globales, en 2012 aumentaron 9,2% y en 2015 6,5% más que el año anterior, disparándose en países emergentes.

En India (con más de 1000 millones de habitantes) de 2003-08 pasaron de acaparar 1’8% de la riqueza nacional, al 22%. El informe sobre Desarrollo Humano de la ONU de 2013 advierte que el incremento del PIB por si solo no se traduce en progreso y desarrollo humano: hay 55 individuos allí con más de 1.000 millones de dólares pero 62% de la gente de Bombay vive en chabolas y 33% es analfabeta. En el pacífico asiático están la mayoría de países donde más crecen estos súper-ricos, superando a EEUU pronto [21]. En Latinoamérica y el Caribe se incrementaron 38% de 2013-14, el despunte más alto [22].

Así, mientras a los tres hombres más pudientes del planeta les llevaría varias vidas dilapidar su fortuna al ritmo de 1 millón de euros diarios: a Carlos Slim de Televisa, 220 años; a Amancio Ortega de Inditex 172, y a Bill Gates de Microsoft 218 [23]; un tercio de los millonarios son herederos (la hija de Ortega es la 2ª española más rica); y los ejecutivos de las corporaciones, gestores de capital financiero, fondos de cobertura o grandes patrimonios ganan los sueldos más astronómicos (John Paulson fue el asalariado mejor remunerado de 2010: 5.000 millones de dólares año, 359.000 veces el sueldo mínimo en EEUU de 7,25 dólares la hora [24]); en España 20,4% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, 45% en México, 15% en EEUU y por ejemplo en Bangladesh las manufactureras (como quienes cosían para El Corte Inglés, Mango, Benetton, Auchan, Carefour o Primark en el derrumbe de 2013 del Edificio Rana Plaza, el más grave de la historia con 1.134 muertos y 2.000 heridos) cobraban 28 euros al mes, cuando lo considerado digno para vivir allí son 259 euros aproximadamente [25]. Una precarización del mercado laboral global que tiene mucho que ver con cómo se están produciendo hoy nuestros bienes y servicios.

La FAO alerta que pasan hambre 842 millones (12% de la población mundial), 25.000 mueren al día (75% menores de 5 años), la mayoría en países en desarrollo [26]; 10% por guerras y 90% por pobreza, escasa redistribución y justicia social. Sólo la mitad de la riqueza de Gates erradicaría esta miseria [27]. Datos obscenos y oscuras bambalinas de un modelo productivo salvaje que alienta nuestra sociedad de consumo.

Frente a un modelo productivo salvaje y depredador, un consumo responsable y consciente

Con cada acto de consumo emitimos un voto de confianza, el consumo responsable además de valorar por los habituales criterios de calidad, precio, incluye criterios sociales y medioambientales. Y hoy es (junto con la producción sostenible) el punto 12º de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU, lo que fueron los Objetivos del milenio, ahora refundados en una nueva agenda.

Además el consumo consciente, es una herramienta de transformación socio-ambiental que cada vez atrae a más personas que quieren que sus compras y decisiones de este tipo estén alineadas con sus valores y no afecte a otros seres (humanos, animales, vegetales), ni al planeta, ni su diversidad, ni enriquezca a unos pocos, perjudicando a una mayoría. Tanto en España (como se puede leer en este artículo que escribí para El Salto hace poco) como globalmente, (como recoge mi libro Tu consumo puede cambiar el mundo en la página 29).

A través de las elecciones conscientes  y responsables de consumo premiamos modelos de producción y negocio sostenibles de verdad, es decir con un pilar social, medioambiental y económico, igual de importantes, que no sólo buscan su propio beneficio económico, sino que generan riqueza económica para todos, bienestar social y medioambiental al mismo tiempo.

El consumo vértebra la sociedad en que vivimos, es el acto que la dota de sentido y la califica como «sociedad de consumo», por él que un día se tuvo a bien denominarnos “consumidores” a los ciudadanos/as y a los seres humanos, como explico al comienzo de mi libro.

Por eso saber a dónde va a parar nuestro dinero al consumir, a quien enriquece y qué sistema de producción y fabricación está favoreciendo nos permite discriminar aquellos que resulten nocivos para nosotros y el entorno, nos empodera como consumidores, y nos hace descubrir el verdadero poder que podemos ejercer a diario apoyando negocios que se lo merezcan, y dejando de financiar los que no. Por ese motivo escribí mi libro, existen alternativas en todas las áreas como describo en él, yo misma lo practico, y por eso existe este blog. Es más fácil de lo que pensamos, no va a cambiar la macroeconomía mañana, ni los Tratados de Libre Comercio pasado mañana, pero tiene un efecto inmediato en la economía real hoy.

Aquí os dejo el podcast de mi sección Consuma Crudeza, en el programa de radio Carne Cruda, donde hemos abordado este asunto del consumo responsable y el consumismo: El coste oculto del Blackfriday y del Cybermonday. Se puede escuchar pinchando AQUÍ.

[1] Pablo Francescutti. Día a día del Cambio Climático. El País Semanal. 8/05/2011. [2] Cambio Climático: Bases físicas. Guía resumida del 5º informe de evaluación del IPCC. Grupo de trabajo I. Noviembre 2013. [3] Colectivo RETS. Malas Compañías. Las empresas transnacionales contra los derechos humanos y el medioambiente. Pag 16. Icaria.Más Madera. [4] Thomson Reuters Financial and Risk White Paper.Global 500 Greenhouse Gases Performance Trends 2010-2013. [5] Datos del Programa Medioambiental de la ONU. [6] Bienvenidos al antropoceno. Javier Salas. 9/9/2016. El País. [7] GreenBizz. Danny Bradbury. [8] Obsevatorio de la Sostenibilidad en España. [9] Profesor Terry Root. Universidad de Stanford (EEUU). [10]Top 200: The Rise of Global Corporate Power. Sarah Anderson y John Cavanagh. 4/9/2000. Corporate Watch. [11] Global Justice Now. 12 Septiembre 2016. [12] Oxfam Intermon. Gobernar para las élites: secuestro democrático y economía desigual. [13] Serge Halimi. Análisis de la situación. Le Monde Diplomatique. Mayo 2013. [14] Eurostat. [15] Banco Nacional de Italia. [16] Oxfam Intermon. Gobernar para las élites: secuestro democrático y economía desigual. [17] Albert Sales y Jesús Carrión. Si a nuestras empresas les va bien. Diagonal. 2013. [18] Con, al menos, un millón de dólares susceptibles de inversión sin incluir residencia, objetos coleccionables o bienes consumibles. [19] Informe Credit Suisse 2014. [20] Agencia Tributaria 2016. Estadística del Impuesto de Patrominio. [21] World Wealth Report 2013. [22] Oxfam Intermon. 30 octubre 2014. [23] Cálculos de Oxfam Intermon . [24] Christian Felber. Dinero. Pag. 179. Editorial Deusto. 2014. [25] Campaña Ropa Limpia (Campaña Salarios Dignos) y Asian Floor Wage Alliance. [26] FAO. The Voices of Hunger Project. 2013. [27] El 1% de la población tiene 46% de la riqueza. Diagonal. Del 13 al 26 de febrero.
Ilustraciones: Sofía Bernardino.

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