Comparto el epílogo del libro Toma de Tierra de Yayo Herrero, publicado en marzo en la editorial Caniche. Una lectura imprescindible.
REVERBERACIONES, RESONANCIAS Y ONDAS EXPANSIVAS
Brenda Chávez
No he podido ser más afortunada. Esta selección de artículos, entrevistas y conferencias de Yayo Herrero, supone de manera fortuita, mi inesperado debut como editora invitada en Caniche. Y no podría hacerlo en mejor compañía.
Una de las experiencias más gratificantes de la vida son los vínculos con las personas que respetas, admiras y quieres. Este artefacto editorial es fruto de todo ello.
La verdadera responsable de que hoy escriba estas líneas es mi querida amiga Marta Rincón, quien, con su habitual buen criterio, me presentó a Carlos Copertone hace unos años. Él es el otro gran instigador de este libro.
A Marta, a Carlos y a mí, como también pasa con los demás caniches —Patxi Eguiluz, Ernesto Miralta e Isabel Lerma, a los que conocí posteriormente, constatando que son todos brillantes y encantadores—, nos unen intereses comunes por la cultura y la sostenibilidad. Compartimos una mirada similar y/o complementaria sobre muchos aspectos. Y todos admiramos a Yayo Herrero. La lucidez, profundidad y humildad de sus reflexiones; la prudencia y contundencia con que las manifiesta, así como la sabiduría que emana de cada una de ellas.
Por eso, sus conferencias se abarrotan, sus entrevistas atrapan y sus artículos se viralizan. Con ella, el ecologismo y el feminismo rompen la cuarta pared, por decirlo en argot teatral. Se abren a otras audiencias, públicos y dinámicas. Concita a su alrededor una maravillosa e inspiradora diversidad mientras contribuye a crear nuevos imaginarios y narrativas como vía para movilizar una profunda transformación ecosocial.
Una vez que escuchas o lees a Yayo (mi primera oportunidad fue en una revista ecologista hace más de diez años) es imposible olvidarse de ella, de lo que dice y de cómo lo dice.
Durante la apacible labor de acompañar y apoyar la elección de textos de la última década y de realizar una primera edición conjunta y compartirla, me he bebido a sorbitos cada uno de ellos (los que están y los que quedaron fuera), disfrutando. No sorprende su vigencia, ni cómo los apuntala el tiempo, ni cómo su certero análisis se constata sin pretensiones de forma implacable. Entre mis otras abrumadoras ocupaciones laborales en los meses que nos ha llevado este vaivén, diálogo e intercambio de pareceres, aprender de ella, leerla y editarla han sido mis tareas favoritas. Un proceso fluido, amable, natural. Como es ella. Como lo han sido las previas y posteriores etapas hasta materializar estas páginas, algo más de un año en total.
Quienes hemos ido tocando este libro en sus diferentes fases, hemos puesto lo mejor de nosotras. Voy a echar de menos el ritual de convivir con sus palabras que han llegado a convertirse en un oasis de paz en mis atribuladas jornadas. Solo me consuela pensar que muchas personas más podrán deleitarse y movilizarse con su asombrosa inteligencia y clarividencia sobre cuestiones fundamentales que nos atañen como seres vivos, civilización y especie, dentro del entramado de la vida en estos momentos críticos.
Este proyecto editorial que tenéis en vuestras manos, ordena, compila y sintetiza buena parte del pensamiento de Yayo, sus principales ejes de reflexión y acción. El primer apartado, el más extenso, recoge algunos de los numerosos artículos que ha publicado, la mayoría imposibles de encontrar, ni siquiera en versión digital. El segundo bloque funciona como un puente dialéctico al recuperar dos entrevistas que, a partir de la conversación, complementan y pormenorizan cuestiones aludidas. La tercera y última parte, como cierre, acoge algunas conferencias significativas, momentos en los que observar cómo depura sus reflexiones, las afina y articula, en un universo original enraizado en los ecologismos, feminismos, decolonialismos, activismos y en los movimientos socioambientales.
Dijeron de Lou Reed que con sus letras y canciones dibujó las calles de una Nueva York —de una época histórica, existencial y cultural— por las que otros muchos caminaron. Yayo Herrero perfila en sus escritos e intervenciones públicas las intricadas avenidas de la crisis civilizatoria que pisamos, de las transiciones ecosociales que emergen y nos esperan.
Encapsula en metáforas sugerentes y oportunas temas de una increíble complejidad con aparente sencillez, por esa notable capacidad suya de destilar y de aterrizar el poso de conocimientos, de años de estudio y dedicación, de teoría pero también de muchas prácticas, de activismo, escucha y empatía. Eso tan difícil de ponerse en la piel de los otros y las otras, Yayo lo hace con respeto, sabiéndose frágil, ecodependiente e interdependiente, como somos todos. Desde (y con) la ternura, pero con firmeza, reivindica siempre la justicia social y medioambiental, en particular para quienes están siendo expulsados de la centralidad como sujetos políticos, sociales, económicos o culturales.
Editando, transcribiendo sus palabras y corrigiendo estas páginas, hemos cuidado mucho salvaguardar su singularidad tan reconocible en esa primera persona del plural incluyente desde la que nos interpela e invoca, con la que alude al análisis y reflexión colectiva, previa y contemporánea que comparte con muchas autoras y autores rindiendo tributo a los ecologismos, los feminismos, los activismos y también al ecofeminismo de los que es heredera y transmisora.
Yayo Herrero es una de las voces más originales y una de las pensadoras más relevantes en esta materia. Es tan delicioso escucharla que no ha habido más remedio que respetar su ritmo, esa musicalidad contagiosa que posee al hablar y al escribir que además es muy pedagógica. Una reiteración de conceptos y términos particular. Es fascinante que sea tan dulce y poética mientas apunta, incisiva, asuntos sumamente perturbadores de los que depende nuestra supervivencia y la sostenibilidad de la vida en el planeta. Temas que logra volver luminosos en un juego de resonancias y reverberaciones que van y vienen, como olas del mar, con distintos matices. Lejos de solaparse generando ruido, desaliento, desmovilización o confusión, armonizan, abren posibilidades, alternativas, aterrizajes y salidas. Todos son parte de su melodía.
Esta recopilación es una espléndida ventana que nos permite asomarnos a la evolución, coherencia y cohesión de su pensamiento. La vemos madurar, ahondar en la reflexión, en su escala y dimensiones; tejer puentes, redes de interconexión y diagnóstico; estimular otras perspectivas; redefinir y reinventar las existentes observándolas desde otro prisma, el suyo propio, para compartirlas y hacerlas accesibles.
Sin dejar de poner siempre la vida en el centro, Yayo acoge otras cuestiones estrechamente vinculadas a las que siempre le preocuparon. Con enorme generosidad, destreza, sutileza y rotundidad, las disecciona e indaga en ellas para exponer sustratos más invisibles, o invisibilizados. A menudo devolviéndoles (y devolviéndonos) la dignidad y centralidad, sirviéndose de esa agudeza, falta de pretenciosidad, rigor y contundencia atronadoras que la caracterizan, porque Yayo es radicalmente analítica (en el sentido de ir a las causas-raíz), con una gran visión sistémica y creativa que procede de la transdisciplinariedad, interseccionalidad y transversalidad que practica, sumada a su formación académica como antropóloga e ingeniera agrícola, así como a sus vivencias.
Ha sido un placer, un honor, un privilegio y un auténtico regalo participar colectivamente en este dispositivo y herramienta editorial. Gracias. Espero que las ondas expansivas de la melodía reflexiva que Yayo Herrero construye se extiendan por quienes la lean a partir de ahora, como ya lo hacen desde hace mucho, a través del tiempo y del espacio.